Cómo limpiar los bronces…

Trucos de limpieza Relimpiax:

¡Buenos días amigos! Un martes más… Trucos de limpieza Relimpiax.

Cuantas veces habéis pensado que los picaportes, tiradores, perfiles, bocallaves, lámparas, embellecedores de patas o los adornos de bronce de vuestros muebles, no tienen el lustre de antaño: Están deslucidos, sin brillo, etc. ¡Hoy es el día en el que los dejaremos como nuevos! Veréis que sencillo…

Se llama bronces a todos esos accesorios añadidos a puertas, muebles u objetos que, con el fin de enriquecerlos, han pasado a formar parte de la pieza, dándole más valor. El bronce es una aleación de cobre y estaño. Actualmente se emplea cada vez más el latón, que es una aleación de cobre y zinc, menos noble pero más blanda. Ambas son de un color amarillo brillante.

Cómo limpiar los bronces 1

Algunos bronces son dorados, también llamados «ormolú» (De la expresión francesa bronze doré d´or moulu o bronce dorado), es decir, recubiertos de una fina capa de oro de ley. Antes de proceder a la limpieza debes saber si el bronce está dorado o no, porque aunque tradicionalmente se ha usado el amoniaco como limpiador del bronce, este destruye el oro, por lo que con los bronces dorados hay que tener un cuidado especial. En cualquier caso, sólo muebles excepcionales y muy antiguos, poseen bronces dorados de oro de ley. Si tienes un mueble muy antiguo y dudas, ponte en contacto con un restaurador.

Cómo limpiar los bronces 2

En el caso de que se trate de un bronce dorado, la limpieza será muy poco agresiva. Primero se desmontará el bronce, y se pulverizará con un limpiador de hornos o se sumergirá en agua muy caliente con detergente de calidad. Ambos productos llevan agentes quelantes, que son los encargados de desprender la suciedad y grasa depositadas en la superficie, sin deteriorar el oro. Elimina la suciedad frotando con un cepillo de dientes viejo o una brocha y acláralo con agua limpia. Nunca utilices un limpiador de metales o lanilla con un bronce dorado, ya que arrastrará el oro. Para ambos métodos, si el resultado es un amarillo vivo y brillante, indica que los bronces son dorados. Si no son dorados, este tratamiento no tendrá efecto y habrá que llevar a cabo una limpieza más radical.

Si tienes claro que el bronce no está dorado, puedes realizar la limpieza de varias formas, dependiendo del grado de suciedad. Lo más sencillo es intentar sacarle brillo con una lana de acero fina, en seco o con la ayuda de un poco de cera, y sin necesidad de desmontarlos. Si la suciedad persiste, usa un producto limpiador especial para cobre, plata o latón, pero teniendo cuidado de no insistir en los engastes, ya que se llevaría esa pátina que tantos años ha tardado en formarse y da valor a la pieza. Estos productos son corrosivos, por lo que no olvides proteger la madera, evitando estropear el barniz o la cera que la recubre. Después repasa los bronces con un pequeño cepillo mojado en agua, para evitar que queden sedimentos blancos o verdosos del producto en los recovecos. Cuando estén secos, encéralos con cera incolora o clara.

Cómo limpiar los bronces 3

Por último, queda la limpieza a fondo, si los bronces están muy oxidados. En este caso, el único modo de hacerla es desmontarlos y decaparlos con amoniaco.

Sumerge los bronces, según su grado de oxidación, en un balde de amoniaco y agua a partes iguales (o en el caso de que aún así no fuera suficiente: en amoniaco puro) Insistimos en la importancia de conservar la pátina del tiempo, a fin de que no reluzcan demasiado, así que es importante controlar el tiempo de sumergido. Con unos segundos, si se trata de amoniaco puro, es suficiente. Es conveniente realizar la limpieza de los bronces uno a uno, ya que al sacarlos del amoniaco hay que limpiarlos inmediatamente pues, de forma contraria, se oxidarían, y si tenemos varios sumergidos mientras limpiamos uno, los otros estarían demasiado tiempo en el amoniaco.

Cómo limpiar los bronces 4

Con unos guantes saca el bronce y cepíllalo con un cepillo metálico fino; acláralo enseguida con abundante agua, sécalo con un trapo o con serrín, a la antigua usanza. Finalmente dale brillo con una lana de acero muy fina y protégelos de la nueva oxidación con un barniz incoloro para metales o con cera incolora o clara.

Confiamos así, en que hayáis tomado buena nota para dejar como nuevos vuestros bronces y nos despedimos mientras comenzamos a desmontar los nuestros… ¡Hasta nuevos trucos amigos Relimpiax!

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